Siempre oyera hablar de la dureza del Rallye de Ourense, que
era una prueba de resistencia más que de velocidad, con tramos míticos, y entre
ellos el Cañón do Sil, famoso y conocido por todos.
Desde hace tiempo teníamos ganas de correr esta prueba, pero
su cercanía con el Rías Baixas lo hacía casi imposible, por otro lado, yo llevo
muy mal el calor, y Ourense … es Ourense. Así que aun a riesgo de no acabar por
resistencia física, nos animamos a participar y quitarnos esa espinita que
teníamos clavada.
Susto pre-rallye. El susto vino a lo hora de verificar. Con
un coche moderno, montado de carreras en fábrica, no te imaginas que puedas
tener problemas a la hora de verificar, pues sí. La normativa cambió el año
pasado, pero de estas cosas no hay comunicados oficiales (para publicidad y
chorradas sí), y nos dicen que no podemos salir porque el cableado hacia la
parte de atrás pasa por fuera del arco de seguridad y tenía que ir por dentro.
Me cambió la cara, y me faltó nada para ponerme de rodillas a suplicar, pero ya
vi que la respuesta iba a ser negativa. Llamada de urgencia para pedir algún
consejo, coche a la asistencia, y empezamos a desmontar como locos, para volver
a remontar en su sitio, pero por dentro de las barras y … prueba superada!!
Ufff!! Menudo comienzo, nos fuimos a comer a las 4 y media de la tarde.
Tramo espectáculo. Lloviznaba por momentos, y nos decían que
ese asfalto patinaba mucho, así que ruedas de seco y a pasear. Después del
vuelco del Eurocidade teníamos claro que queríamos rodar y hacer kilómetros,
aunque no fuera aprovechando el coche. Primer toque de atención, los tiempos de
enlace son muy justos, y penalizamos por 5 segundos de retraso (nos encontramos
un camión maniobrando y estuvimos un tiempo parados), por suerte reclamamos y
nos quitaron los 10”. En el tramo vimos que sobre todo en curvas de izquierda
patinaba mucho, pero dimos por supuesto que era por las ruedas de seco y el
tipo de asfalto. Pasamos el trámite, y a dormir, que mañana será un día duro.
A Peroxa-1. Este es el tramo que menos nos gustaba porque
patinaba muchísimo aunque fueras despacio, y tiene zonas muy estrechas donde
era fácil liarla. Ya camino del tramo, el coche se iba mucho de atrás hacia
ambos lados, aquí hay algo raro. Salimos con cuidado y vamos viendo que pasa. A
mayores, había una variante que entrenamos mal, por lo que fuimos un tiempo “a
la vista”. La primera sorpresa es que en apenas 12 kilómetros nos alcanza el
coche siguiente (como iba ese hombre), luego nos enteramos que adelantó también
al que iba delante nuestra, que por cierto, casi alcanzamos nosotros también.
El tiempo fue muy malo, pero no nos importaba, queríamos rodar y volver a coger
confianza en el coche, pero siendo tan nervioso de atrás, no era fácil.
Toén-1. La cosa ya mejoró mucho, nos empezamos a acostumbrar
al deslizamiento trasero y a rodar un poco más rápido. Todavía vamos lentos,
pero mejor que antes.
A Peroxa y Toén-2. Montamos ruedas de mojado, que son más
blandas, para ver si mejora el deslizamiento, pero nada, sigue igual. En la
segunda vuelta ya le perdemos el miedo a las derivas y empezamos a jugar con
ellas. El puente trasero está muy rígido (pero arreglarlo requiere radial), así
que hoy toca bailar. Como muestra, en A Peroxa bajamos 50 segundos (2” por
kilómetro, una barbaridad) y así y todo el tiempo es regular hacia malo.
Tras el reagrupamiento para comer algo en Ourense, vamos a
la asistencia y a por los 3 tramos de la tarde, por cierto, las asistencias muy
justas, a nada que tengas que hacer … no llegas.
Esgos-1. Aunque los tiempos aun no son muy allá, vamos
cogiendo ritmo y subiendo posiciones viendo cerca ya los cuarenta y tantos. Las
derivas hasta nos parecen divertidas, aunque tenemos la sensación de que no
somos eficaces.
Maceda-1. Este tramo tiene muchos cambios de ritmo, zonas
muy estrechas, otras muy anchas, otras muy sucias … pero la que más me gustaba
(Abel creo que no está de acuerdo), es la subida, totalmente llena de curvas
rápidas y lentas pero con buen agarre. De hecho, al llegar a meta me dice “¿te
dejaste algo en el fuego? Porque venías encendido por ahí arriba, jajaja!!”. El
tiempo ya era aceptable, y eso que nos colamos en un cruce ciego (ponían las
indicaciones justo en el cruce, pero en este estaba 2 metros más atrás, y casi
la liamos).
Cañón-1. No voy a decir nada que no haya dicho del coche,
seguía igual, y nosotros también, pero los 32 km del Cañón se me hicieron muy
largos, muy duros, y muy calurosos. En casi todos los tramos acabo sudando,
sobre todo cuando hace cierto calor, pero en este tramo me caían las gotas, de
hecho, cerca de la meta se me metió una gota en un ojo que empezó a llorar, y
no daba secado con el guante, así que los últimos 500 metros ya iba con el ojo
cerrado, ¡qué horror! Antes de poder bajarme del coche tuve que beber y comer
algo, llegué reventado (voy a tener que hacer algo más de ejercicio, jajaja!!).
En la última asistencia montamos una ruedas nuevas detrás de
compuesto blando (eran para montar delante, pero al ser blandas igual no
aguantaban), y vamos a seguir escalando puestos en los últimos tramos.
En Esgos-1 nos llevamos una sorpresa, con las ruedas nuevas
no había deriva, así que le pisamos más, y más, y el coche seguía sobre raíles.
En un tramo de 15 km bajamos ¡¡22 segundos!! … Vaaaamos que ahora sí que es
nuestro 500, a seguir dándole caña.
Maceda-2, salimos peor que antes en la zona de adoquines
pero nos recomponemos, vamos a por todas y de repente, se nos enciende la
bandera amarilla electrónica, es decir, tramo neutralizado y algún coche con
problemas, seguimos sin pasar de 80 (bandera amarilla) hasta llegar al golpe,
creo que no fue mucho pero quedó atascado entre dos muros. Una pena por el que
se salió, y porque ya no podremos mejorar el tiempo, pero nos queda el cañón.
Si en 15 km bajamos 22”, en los 32 km del Cañón … vaaaaamosssss!!!
Cañón-2. … lo neutralizan justo 2 coches antes de salir
nosotros … se acabó el rali. Por eso decía lo del final agridulce. Acabamos
Ourense en nuestra primera (y última) participación, felices y contentos porque
aprendimos mucho, rodamos mucho y empezamos a encontrarnos con un coche que no
es fácil de llevar (muchos caballos para estas manos, jajaja).
El rali tiene bien merecida su fama de duro. No son más tramos
que un Rías, pero al hacerlos todos en un sábado se hace muy duro, es como
correr dos ralis del gallego en un solo día.
Nos encantó el tramo del Cañón do Sil, no nos extraña su
fama. Sin embargo, si no me quedaron ganas de volver fue por el agobio de andar
todo el día a correr (no solo en los tramos). Asistencias cortas donde no
puedes compartir tiempo con los tuyos, en los enlaces muchas veces superando
los límites legales porque a nada que pares a quitar y poner cascos, ya no hay
tiempo de hacer un pis, y nosotros corremos para pasarlo bien, no para pasarlo
mal.
Un último detalle, cuando llegamos nosotros (nº 49) ya casi
había acabado la entrega de premios, y yo creo que deberían esperar hasta el
final. Por todo lo demás, un buen rali, que no podemos decir que fuera perfecto
porque empezamos demasiado flojos. Pero sí acabamos muy contentos.
En este rali tenemos que dar especial gracias a las
asistencias, que por todos los medios intentaron ablandar el puente trasero
para que el coche fuera más conducible, y todo en tiempo record porque no daba
para más (recuerdo salir de una asistencia con un trozo de tortilla en la mano
;-)), porque eso es otra, el catering de primera como siempre.
Muchas gracias a todos los que estáis ahí, carrera tras
carrera, siempre apoyando y animando, a la familia, a los amigos, y en esta
ocasión quiero agradecer especialmente a todos los que estabais en Cañón do
Sil, ya neutralizado, y animando y aplaudiendo cada vez que pasaba un coche,
sois GRANDES, MUY GRANDES …. GRACIASSSS!!!!
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